Hoy 25 celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor

2025-03-24 18:22:51
Este 25 de marzo, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Es decir, se recuerda de manera solemne que, un día como hoy, se produjo un acontecimiento que cambiaría para siempre la historia de la humanidad.

<p>Dios Todopoderoso invitaba a una humilde doncella de Nazaret (Israel) llamada Mar&iacute;a, a cooperar en su plan salv&iacute;fico: Ella ser&aacute; invitada por medio del &aacute;ngel a ser madre del Hijo unig&eacute;nito de Dios, el Se&ntilde;or Jes&uacute;s.</p> <p>Mar&iacute;a, quien hab&iacute;a consagrado su virginidad a Dios, responde a la propuesta divina con un valiente y generoso &ldquo;&iexcl;S&iacute;!&rdquo; (Cfr. Lc 1, 26-38); por lo que ser&aacute; llamada la &lsquo;llena de gracia&rsquo;. Es necesario recordar que desde el preciso momento en que la Virgen de Nazaret queda encinta por obra y gracia del Esp&iacute;ritu Santo, las puertas del cielo se abren nuevamente y la amistad entre Dios y el hombre, quebrada anta&ntilde;o por el pecado, habr&aacute; de ser restablecida.</p> <p>Por su &lsquo;s&iacute;&rsquo; la Virgen ser&aacute; elevada a la condici&oacute;n de &lsquo;Madre de Dios&rsquo;. Ella llevar&aacute; a Jes&uacute;s en su vientre: primero ser&aacute; abrigo y protecci&oacute;n; despu&eacute;s, la encargada de educar a Aquel que es salud para el g&eacute;nero humano.</p> <p>Tradicionalmente la Anunciaci&oacute;n del Se&ntilde;or se celebra el 25 de marzo -nueve meses antes del d&iacute;a de Navidad. Sin embargo, cuando la fecha coincide con la Semana Santa, la celebraci&oacute;n se traslada, tal y como sucedi&oacute; en el 2024.</p> <h2>El porqu&eacute; de la celebraci&oacute;n: &iexcl;El Verbo de Dios se ha hecho carne!</h2> <p>&ldquo;&lsquo;El Esp&iacute;ritu Santo vendr&aacute; sobre ti, y la fuerza del Alt&iacute;simo te cubrir&aacute; con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamar&aacute; Hijo de Dios. Ah&iacute; tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya est&aacute; de seis meses la que llamaban est&eacute;ril, porque para Dios nada hay imposible&rsquo;. Mar&iacute;a contest&oacute;: &lsquo;Aqu&iacute; est&aacute; la esclava del Se&ntilde;or; h&aacute;gase en m&iacute; seg&uacute;n tu palabra&rsquo;. Y la dej&oacute; el &aacute;ngel&rdquo; (Lc. 1, 35 - 38).</p> <p>Este pasaje forma parte del Evangelio de hoy (Lc 1, 26-38), en el que se recuerda el di&aacute;logo del &lsquo;mensajero&rsquo; de Dios, Gabriel, con la Virgen. La claridad y sencillez de la respuesta de Mar&iacute;a denota que sobre ella no hubo imposici&oacute;n, sino libertad. Mar&iacute;a podr&iacute;a haber rechazado la propuesta venida por boca del &aacute;ngel y Dios habr&iacute;a respetado su decisi&oacute;n de la misma manera como respeta incondicionalmente la libertad humana. Para alegr&iacute;a y gratitud de todas las generaciones, la &ldquo;bendita entre las mujeres&rdquo; acept&oacute; la voluntad de Dios con amor y docilidad. Dios no hab&iacute;a puesto vanamente su confianza en Mar&iacute;a: &ldquo;H&aacute;gase en m&iacute; seg&uacute;n tu palabra&rdquo;, contesta, y se produce el m&aacute;s grande de todos los milagros: la Encarnaci&oacute;n del Verbo, Segunda Persona de la Sant&iacute;sima Trinidad. Este hecho constituye la aut&eacute;ntica y plena irrupci&oacute;n del Amor infinito en la historia de la humanidad, cuyo significado y repercusiones jam&aacute;s podr&aacute;n ser ponderadas del todo, no, por lo menos, hasta el final de los tiempos.</p> <p>Volviendo al pasaje b&iacute;blico que nos ocupa -el encuentro de la Virgen Mar&iacute;a con el &aacute;ngel-, es claro tambi&eacute;n que el porvenir no se le presentaba libre de dificultades a la Madre de Dios. Ya para ese momento, Mar&iacute;a estaba comprometida con Jos&eacute; y era obvio que lo planeado hasta ese momento ser&iacute;a alterado. No resulta dif&iacute;cil pensar que ese plan tendr&iacute;a que ser dejado de lado. Adem&aacute;s, principalmente, Mar&iacute;a era conocedora de las profec&iacute;as sobre el Mes&iacute;as, as&iacute; que era muy consciente de que muchas dificultades e incertidumbres habr&iacute;an de aparecer.</p> <p>Muy pronto, Jos&eacute;, desconcertado por lo que Mar&iacute;a le revelar&iacute;a, decide repudiarla en secreto, intentando, en la medida de lo posible, no avergonzarla frente a todos. Ella, por su parte, seguir&aacute; aferrada a la Providencia divina.</p> <p>Finalmente, como Dios no abandona a los suyos, envi&oacute; un &aacute;ngel que le habla en sue&ntilde;os a Jos&eacute;. Dios tambi&eacute;n esperaba much&iacute;simo de &eacute;l. Quer&iacute;a que su Hijo estuviera bajo el cuidado paternal de un santo var&oacute;n. Por esta raz&oacute;n, el santo carpintero recibir&iacute;a el privilegio de ser el padre de Jes&uacute;s en la tierra y de formar con Mar&iacute;a un hogar lleno del amor divino: la Sagrada Familia de Nazaret.</p> <h2>El esp&iacute;ritu de la celebraci&oacute;n: un periodo de gestaci&oacute;n</h2> <p>La Solemnidad de la Anunciaci&oacute;n (habitualmente, 25 de marzo) se celebra nueve meses antes de la Navidad (25 de diciembre), por lo que puede ser considerada una &lsquo;festividad navide&ntilde;a&rsquo;. As&iacute; lo ha dispuesto la tradici&oacute;n de la Iglesia. Existen fuentes que testimonian que la Anunciaci&oacute;n del Se&ntilde;or se celebra de esta manera desde el siglo VI en Oriente y desde el siglo VII en Occidente (Roma).</p> <p>Ciertamente se ha producido un cambio en la designaci&oacute;n despu&eacute;s del Vaticano II. En el&nbsp;<em>Novus Ordo</em>&nbsp;se ha preferido la expresi&oacute;n &ldquo;Anunciaci&oacute;n del Se&ntilde;or&quot; en vez de la muy popular &ldquo;Anunciaci&oacute;n de Mar&iacute;a&rdquo; con el prop&oacute;sito de evitar posibles ambig&uuml;edades en torno significado de la celebraci&oacute;n y, al mismo tiempo, subrayar la centralidad de Jes&uacute;s.</p> <h2>La Anunciaci&oacute;n y la cultura de la vida</h2> <p>Mar&iacute;a tuvo en su vientre a Jes&uacute;s. Fueron nueve meses de espera albergando a la fuente de la vida dentro de s&iacute;. Nueve meses en los que cada instante era una confirmaci&oacute;n de que la naturaleza humana posee una grandeza y dignidad incalculables.</p> <p>Abrazando lo que somos, Dios quiso vivir cada etapa de nuestra vida terrena, desde la concepci&oacute;n hasta la muerte. No se encarn&oacute; a los tres meses de gestaci&oacute;n, ni a los seis, ni nada por el estilo, como podr&iacute;a seguirse de esas discusiones contempor&aacute;neas sobre cu&aacute;ndo empieza la vida humana y cu&aacute;ndo un ser humano &ldquo;realmente&rdquo; lo es. Dios nos alecciona claramente: se es persona desde la concepci&oacute;n.</p> <p>Y es que la Encarnaci&oacute;n se produjo en el instante mismo en el que Mar&iacute;a concibi&oacute; del Esp&iacute;ritu Santo: he aqu&iacute; la raz&oacute;n m&aacute;s elevada por la que la Iglesia defiende a cada ser humano desde el primer instante de su existencia. Por la misma raz&oacute;n, cada 25 de marzo, la Iglesia celebra tambi&eacute;n &ldquo;El d&iacute;a del ni&ntilde;o por nacer&rdquo;.</p> <p>&iexcl;Feliz d&iacute;a de la Anunciaci&oacute;n!<br /> &iexcl;Por Mar&iacute;a entr&oacute; la alegr&iacute;a al mundo entero!</p>