Hoy se celebra a San Francisco Javier, que llevó a Cristo al confín de la tierra

2024-12-02 19:40:00
Cada 3 de diciembre la Iglesia celebra a San Francisco Javier, paradigmático sacerdote jesuita y misionero español del siglo XVI. La tradición suele referirse a él como el “Gigante de la Historia de las Misiones”, debido a su ímpetu evangelizador y a la fuerza espiritual con la que condujo empresas apostólicas extremadamente difíciles.

<p>Fue &eacute;l quien se propuso llevar el Evangelio a Oriente, concretamente a Asia, en la que ser&iacute;a una de las expediciones misioneras m&aacute;s ambiciosas de aquel entonces.</p> <p>Francisco Javier pudo llegar a India y Jap&oacute;n, no obstante Dios lo llam&oacute; a su presencia antes de que alcance las costas de China continental.</p> <h2>Un &ldquo;ambicioso&rdquo; estudiante universitario</h2> <p>San Francisco Javier naci&oacute; en 1506, en el Castillo de Javier en Navarra, cerca de Pamplona (Espa&ntilde;a). De familia de alcurnia, a los 18 a&ntilde;os fue enviado a estudiar a la Universidad de Par&iacute;s (Francia), donde tuvo como compa&ntilde;ero al beato jesuita Pedro Favre, quien lo puso en contacto con el entonces estudiante &Iacute;&ntilde;igo de Loyola, el futuro San Ignacio de Loyola.</p> <p>Francisco entabl&oacute; una profunda amistad con &eacute;l, de manera que terminar&iacute;a integrando el peque&ntilde;o grupo de compa&ntilde;eros que luego se convertir&iacute;a en el n&uacute;cleo fundacional de la Compa&ntilde;&iacute;a de Jes&uacute;s, una de las &Oacute;rdenes religiosas m&aacute;s numerosas e importantes. Finalizados sus estudios, Francisco hizo los Ejercicios Espirituales bajo la direcci&oacute;n de Ignacio y m&aacute;s tarde, los primeros votos.</p> <h2>&ldquo;La gloria que dura eternamente&quot;</h2> <p>De cara a Cristo, el joven Francisco lleg&oacute; a comprender aquello que su amigo Ignacio le hab&iacute;a dicho alguna vez: &quot;Un coraz&oacute;n tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los ef&iacute;meros honores terrenos. Tu ambici&oacute;n debe ser la gloria que dura eternamente&quot;.</p> <p>Atr&aacute;s quedar&iacute;an los planes y las aspiraciones terenas, y as&iacute; el santo har&iacute;a su consagraci&oacute;n definitiva en la Compa&ntilde;&iacute;a de Jes&uacute;s en 1534.</p> <p>A&ntilde;os despu&eacute;s, Francisco ser&iacute;a ordenado sacerdote en Venecia (Italia), para despu&eacute;s enrumbar a Roma junto a San Ignacio. En la Ciudad Eterna, colaborar&iacute;a con el General de los Jesuitas en la redacci&oacute;n de las Constituciones de la Compa&ntilde;&iacute;a.</p> <h2>En direcci&oacute;n a Oriente</h2> <p>En la primera expedici&oacute;n misionera de la Compa&ntilde;&iacute;a, Francisco fue enviado a la India. En camino hacia dicho pa&iacute;s, permanece una temporada en Lisboa (Portugal), donde se re&uacute;ne con el Padre Rodr&iacute;guez, quien ten&iacute;a la misi&oacute;n de acompa&ntilde;arlo.</p> <p>Durante aquella estancia, el rey Juan III de Portugal les tom&oacute; mucha estima a ambos, en buena parte por la calidez con la que hab&iacute;an tratado a su pueblo y el fervor con el que predicaban y practicaban la caridad.</p> <p>As&iacute;, se tom&oacute; la decisi&oacute;n de que el P. Rodr&iacute;guez permanezca en Portugal y que Francisco contin&uacute;e con el viaje a las colonias portuguesas en India.</p> <h2>Nuncio apost&oacute;lico en mundos lejanos</h2> <p>Poco antes de zarpar, Francisco recibe de boca del rey una inesperada noticia: el Papa lo hab&iacute;a nombrado Nuncio Apost&oacute;lico en Oriente. Luego de una larga traves&iacute;a, que solo se detuvo por unos d&iacute;as en Mozambique, Francisco Javier y otros dos compa&ntilde;eros jesuitas llegan a Goa, capital de la India portuguesa, el 5 de mayo de 1542.</p> <p>En Goa, los jesuitas, encabezados por Francisco Javier, se toparon con una situaci&oacute;n terrible. La decadencia moral entre los portugueses campeaba sin control y muchos bautizados se hab&iacute;an alejado de su fe. Entre otros males, los colonos ejerc&iacute;an un trato cruel con los nativos.</p> <p>Entonces, el santo emprendi&oacute; la ardua tarea de detener los abusos e impartir la catequesis a los abor&iacute;genes. Francisco Javier atend&iacute;a a los enfermos, muchos de ellos con lepra, ense&ntilde;aba a los esclavos a leer y administraba los sacramentos.</p> <p>Fueron tantas las conversiones entre los paravares, habitantes de esa zona, que el santo trabajaba sin descanso atendiendo espiritualmente a unos y otros. Alguna vez, Francisco Javier escribir&iacute;a una carta a sus hermanos jesuitas en Europa en la que relataba c&oacute;mo se quedaba a veces sin fuerzas, casi sin poder mover los brazos, por la cantidad de bautizos que hac&iacute;a en un solo d&iacute;a.</p> <p>Al mismo tiempo, muy a su estilo -el santo gozaba de un temperamento &uacute;nico-, no tuvo ning&uacute;n miedo o reparo en escribirle al rey de Portugal denunciando el mal comportamiento de muchos de sus s&uacute;bditos y exigiendo que cambie el r&eacute;gimen hacia los esclavos. Lamentablemente, como en otros casos, fue poco lo que se consigui&oacute;.</p> <h2>Predicador hasta la muerte</h2> <p>El santo permaneci&oacute; en India hasta que en 1549 parti&oacute; rumbo a Jap&oacute;n. En la Isla del Sol Naciente las cosas no le resultaron nada f&aacute;ciles. Cierto que algunos de sus habitantes se convirtieron, pero en general los cristianos no eran bien vistos ya que no segu&iacute;an las costumbres locales y proclamaban a un Dios ajeno a sus tradiciones, en las que no hab&iacute;a, por ejemplo, lugar para el perd&oacute;n o la caridad.</p> <p>Por un tiempo, Francisco Javier retorn&oacute; a la India para despu&eacute;s trasladarse a Malaca, donde empez&oacute; a hacer los preparativos para el viaje a la China, cuyo territorio era inaccesible para los extranjeros.</p> <p>El santo logr&oacute; formar una expedici&oacute;n y llegar hasta la isla desierta de Sanci&aacute;n (Shang-Chawan), cerca a la costa de China continental, a unos cien kil&oacute;metros al sur de Hong Kong. All&iacute; cay&oacute; gravemente enfermo.</p> <p>El 3 de diciembre de 1552, Francisco Javier muere sin poder llegar al pa&iacute;s que so&ntilde;&oacute; evangelizar.</p> <h2>Ep&iacute;logo: la santidad</h2> <p>El cuerpo de San Francisco Javier fue puesto en un f&eacute;retro lleno de barro para ser trasladado. Despu&eacute;s de diez semanas el barro fue retirado y los restos del santo fueron hallados incorruptos. Se decidi&oacute; entonces llevar los restos a Malaca primero y despu&eacute;s a Goa, donde permanecen sepultados en la Iglesia del Buen Jes&uacute;s hasta hoy.</p> <p>San Francisco Javier fue canonizado el 12 de marzo de 1622. Aquel glorioso d&iacute;a tambi&eacute;n ser&iacute;an canonizados otros grandes santos: San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de &Aacute;vila, San Felipe Neri y San Isidro Labrador.</p>